viernes, 4 de septiembre de 2009

La Parashá de esta semana II: Ki Tavó

El Rabino Rami Pavolotzky es argentino y fue seminarista y Jazán de la Comunidad de Morón y de la Comunidad Amijai. Desde hace varios años dirige la Comunidad Bnei Israel en San José de Costa Rica.

Las llaves inalcanzables
Comentarios del Rabino Rami Pavolotzky
Congregación Bnei Israel - San José, Costa Rica

El progreso de la ciencia y la tecnología no deja de asombrarnos y asustarnos. Nos asombra porque cada día vemos que la ficción de ayer se convierte en la realidad de hoy. Nos asusta porque el poder del hombre es cada vez mayor, lo que nos lleva a creer que el ser humano no tiene límites, que superar obstáculos que parecen insalvables es solo una cuestión de tiempo.
La idea de que el ser humano puede lograr todo lo que se propone es de por sí perturbadora. Nos recuerda el relato de la Torre de Babel, en el cual el hombre pretendía llegar hasta el cielo y convertirse así en su propio Dios. Un ser que suele ser presa de los celos, la codicia y la ambición desmedida, no parece ser el mejor depositario de un poder ilimitado. ¿Pero acaso el progreso de la humanidad realmente carece de límites?
Una de las promesas que aparecen en la parashá de esta semana dice "Te abrirá Adonai su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos…" (Deuteronomio 28:12). La lluvia desde siempre fue considerada en Israel una bendición, la base de una buena cosecha.
Con respecto a este versículo, dijo Rabí Iojanán en el Talmud (Taanit 2a):
Tres llaves tiene en su mano el Santo Bendito Sea, las cuales no fueron entregadas por medio de un mensajero: la llave de las lluvias, la llave de la parturienta y la llave del regreso de los muertos a la vida. La llave de las lluvias, pues está escrito "Te abrirá Adonai su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos…" (Deuteronomio 28:12). La llave de la parturienta, pues está escrito "Pero se acordó Dios de Rajel, la oyó Dios y le concedió hijos…concibió ella y dio a luz un hijo" (Génesis 30:22-23). La llave del regreso de los muertos a la vida, pues está escrito "Y sabréis que yo soy Adonai, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío" (Ezequiel 37:13).
Rabí Iojanán expresa poéticamente una idea sabia y antigua: el hombre no lo puede todo. La vida, la muerte y el destino, nos siguen siendo tan misteriosos hoy como hace tres mil años. El milagro de la vida, la incertidumbre sobre el futuro y el desconocimiento absoluto sobre la muerte, nos recuerdan diariamente que somos seres finitos, limitados y falibles. Al hombre que reconoce sus limitaciones, solo le cabe una actitud de humildad y reverencia ante D"s y la vida.
Hemos abierto miles de puertas en estas últimas décadas, puertas que nuestros abuelos jamás pensaron que se abrirían ante nosotros. Y seguiremos haciéndolo, para entender mejor nuestro mundo y para vivir mejor. Pero nunca, ni por un instante, debemos olvidar que hay llaves que no nos serán entregadas jamás, que hay accesos que nos están vedados. Al fin y al cabo, somos humanos.
Shabat Shalom,

Rabino Rami Pavolotzky

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