miércoles, 19 de agosto de 2009

La Parashá de esta semana: Shoftim (Jueces)

20 de agosto de 2009

Esta semana compartimos los comentarios del Rab. Abraham Freyer de Beit Jabad Oeste.

Shoftim (Jueces)

Debido a que hay muchas cosas que no sabemos sobre los demás, todo intento de juicio seguramente fracasará. Debido a eso el Talmud nos indica: "No juzgues a tu prójimo hasta que te encuentres en su lugar". Sin embargo, a veces existen circunstancias en las que debemos juzgar a otros, o que nombramos gente para que haga esa tarea por nosotros. Los llamamos 'jueces', y sin ellos, ninguna sociedad puede funcionar.
Justamente la Torá, en esta Parshá, nos instruye: "Jueces y oficiales nombrarás en tus portones (de todas tus ciudades)" Pero además, la Torá delimita y regula el poder de los jueces, y se asegura que cuando juzguen, lo harán con la máxima precaución y sensibilidad.
Un caso interesante de resaltar es la "ley del asesino indefendible". Así funciona: De acuerdo a la Torá, los crímenes capitales son llevados ante un tribunal de 23 jueces, llamado pequeño Sanhedrín. Después de escuchar a los testigos, los jueces se dividían en dos grupos: los que abogaban por su inocencia y los que demostraban su culpabilidad. Luego votaban. Mayoría de uno era suficiente para exonerarlo, mientras que era necesaria una mayoría de dos para condenar. ¿Pero que sucedía si todos los jueces estaban de acuerdo en que era culpable? ¿Si la evidencia era tan fuerte que ningún miembro del Sanhedrín hallaba nada a su favor? En ese caso, dice la Torá, la persona debe ser absuelta y no puede ser condenada por esa corte.
El Rebe de Lubavitch explica lo racional detrás de esto: No existe persona que sea completamente malvada y que no pueda hallarse en ella algo para decir en su defensa. Siempre hay una justificación, una explicación, alguna perspectiva desde donde pueda verse cierta bondad en su alma, aunque finalmente sea condenado. Pero si los jueces no logran hallar "una parte inocente", se trata obviamente de una corte que sabe muy poco acerca de lo que ha hecho y de quién es el individuo que está delante de ellos y por lo tanto están descalificados para juzgarlo.
Esta es una lección para los jueces. Pero el resto de nosotros no necesita en absoluto juzgar a nadie. Lo que en realidad es una suerte, porque es mucho lo que ignoramos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo, nadie necesita juzgar a nadie,seguramente que es mucho lo que ignoramos dado lo ilimitado de nuestro ser, para ponernos en el lugar del otro.