jueves, 22 de octubre de 2009

La parashá de esta semana: Noah

Hoy preferimos no relatarte la parashá.
Lo podés hacer a un click de distancia . Preferimos compartir una interpretación sobre nuestro lugar en el mundo.
Que lo disfrutes.

El Descubrimiento del Planeta Tierra
Por Tzvi Freeman
Quiero contarles acerca del mayor descubrimiento del milenio. No fue la imprenta. No fue América. No fue ni siquiera las vacunas. El mayor descubrimiento del milenio ocurrió cerca de su mismo fin.
Fue el descubrimiento del Planeta Tierra. Estábamos tratando de alejarnos del Planeta Tierra, desde el momento mismo en que tuvimos que salir del jardín.
Construimos templos que trataban de alcanzar el cielo, para trascender nuestros lazos terrenales. Ciudades para mantener fuera la selvatiquez de la Tierra, como si no fuéramos parte de ella. Le dijimos que era un lugar oscuro y vil, que necesitábamos escapar de ella para alcanzar nuestro destino. La saqueamos, la violamos, la pavimentamos. Nuestros sueños eran sueños de dominar la Tierra.
Hasta que, finalmente, en el máximo de todos los sueños, escapamos de ella. Le dijimos: ¡Tierra, no te necesitamos más! AL fin y al cabo, ¡eres apenas un pequeño planeta en un tremendo universo! Vamos a salir a conquistar planetas más grandes y mejores que tú. ¡Nos haremos amos de las estrellas, de las galaxias!".
Llegamos a la luna. La luna estaba desierta. Enviamos sondas a Marte. Marte estaba muerto. Al icono de la belleza, a Venus. Estaba vestida de nubes venenosas, quemantes. Y entonces los bolsillos del Congreso de EE.UU. quedaron vacíos de fondos para pagar nuestros inútiles sueños. Fue entonces que miramos hacia atrás, desde el espacio exterior, y descubrimos algo que nunca habíamos imaginado. Una brillante joya en la vasta oscuridad. Nunca antes habíamos conocido su belleza. El planeta más hermoso que una mente podía soñar.
Fue entonces que nos dimos cuenta de que todo lo que nuestros espíritus siempre quisieron estaba aquí. Que la necesitamos y que ella nos necesita a nosotros. Nuestro destino es el suyo y el suyo es el nuestro. Porque somos uno. Descubrimos el Planeta Tierra. Necesitamos salvar nuestro Planeta Tierra.
Hubo otro tiempo en el que estuvo en peligro, y entonces sólo había un hombre que podía salvarla. No porque fuera el único hombre justo. Había otros. Estaba Matusalén y sus discípulos. Pero Noé no era sólo un hombre espiritual. Era, como dice la Torá, "Un hombre de la Tierra". Según nuestra tradición, Noé inventó el arado. Así, Di-s miró al mundo que Él había hecho y cómo se le había arrancado el alma a ese mundo, y vio a ese pueblo que oraba y meditaba y trascendía los límites del cuerpo y de la tierra, y dijo: "Ustedes no son la solución. Ustedes son parte del problema. Sólo Noé, quien sabe unir cuerpo y espíritu, cielo y tierra, solo él puede salvar Mi mundo".
En nuestro siglo, durante los más horribles crímenes de la humanidad, hemos visto cómo DEL MILENIO personas espirituales se mantuvieron en silencio. El saqueo de la humanidad y de la tierra ocurrió con su permiso.
Pero ahora hemos descubierto el Planeta Tierra. Hemos descubierto la plenitud espiritual y la Divinidad dentro de ella. Y sabemos que si no podemos hacer la paz con la Tierra y entre nosotros, no sobreviviremos mucho tiempo.

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